Leer es una actividad que nos hace sentir bien. Puede parecer una afirmación algo obvia para todos aquellos que acostumbran a devorar un libro tras otro, pero también es posible que muchos de ellos no se hayan parado a pensar en las razones por las cuales obtenemos sensaciones tan positivas cada vez que nos adentramos en las páginas de una novela. Desgranar las razones podría llevarnos varios capítulos y un epílogo, así que empezaremos por lo básico: nos ayuda a evadirnos.
Nuestro día a día está plagado de circunstancias que nos llenan de estrés y, más a menudo de lo que debería, tenemos pocos momentos de tranquilidad para nosotros mismos. Dedicar un rato diario al simple hecho de perdernos en un libro, ya sea a través de novelas de aventuras o de relatos biográficos, en dramas decimonónicos como en fantasías medievales, da lo mismo: en ese momento lograremos olvidarnos de todo lo que está a nuestro alrededor. Y eso es todo un placer para la mente.
Hay más razones por las cuales obtenemos felicidad en la lectura, algunas de ellas quizás algo más inconscientes, pero no por ello menos importantes. Una de ellas sería el sentimiento de pertenencia: la literatura está plagada de relatos sobre personalidades muy diferentes, que a menudo ansían encontrar su lugar y ser acogidos por otros similares a él. Incluso las historias de fantasía son muy a menudo metáforas de las minorías y de la sociedad en general. El mero hecho de sentirnos conectados a alguno de esos grupos nos aporta una sensación muy positiva: la de formar parte de un colectivo.
Esto está directamente relacionado con otro sentimiento que no es nada difícil que nos despierten las novelas que leemos: la identificación. Pulsiones tan humanas como la empatía o la comprensión hacia diferentes actitudes de los personajes que desfilan por una historia nos hacen sentir bien; cuando no encontramos a nadie con quien compartir determinados pensamientos, la literatura nos brindará a alguien que sí, lo cual nos produce una sensación indescriptible.
Existe otra constante de gran valor que obtenemos al leer: el conocimiento. Ya sea a través de una prosa muy cuidada, por las reflexiones que saquemos de las historias o por la riqueza de puntos de vista; cuando leemos somos un poco más sabios porque ampliamos nuestro mundo. Por eso es tan importante que los niños descubran la lectura, no sólo porque mejorarán en el uso de la ortografía y aumentarán su léxico, sino porque tendrán acceso a diferentes historias que les proporcionen lecciones de vida tales como la tolerancia o la amistad.
Y ya para terminar, y aquí llega otro placer indescriptible; al leer también viajamos. Ya sea a la ciudad más próxima o a un país exótico, podremos descubrir nuevos mundos, y lo haremos desde la comodidad de un buen asiento. Así que relájate y descubre más lecturas, porque éstas ampliarán tu universo.